25 mar 2015

Béla Vitalidad Bartók

Béla Bartók
1 de diciembre de 1944. En el Carnegie Hall de Nueva york, con la Orquesta Sinfónica de Boston bajo la dirección de Serge Kussevitzky, va a estrenarse el Concierto para orquesta de Béla Bartók. 
En palabras de su autor: “El título de esta obra casi-orquestal se explica por su tendencia a tratar los instrumentos solistas o los grupos de instrumentos de manera ‘concertante’ o solista". 
Tras la muerte de su madre acaecida en 1939 y después de una gira exitosa de conciertos por los Estados Unidos, en 1940, Bartók decide instalarse en América. Si en un principio la suerte le sonrió, al poco tiempo de su llegada fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Columbia y fue, asimismo, contratado por esta institución para realizar diversos trabajos sobre el folclore servo-croata con una retribución económica de tres mil dólares. Sin embargo, debido al estallido de la guerra, la Universidad se quedó sin dinero y Bártok, prácticamente en la miseria. 
A partir de entonces, Bartók, comienza a tener problemas de salud. Mientras impartía una conferencia en Harvard, tras desmayarse durante el transcurso de la misma, es diagnosticado de leucemia. Apenas pesa cuarenta kilos, sin dinero, para aliviar esta deplorable situación y por insistencia de Fritz Reiner y Joseph Szigeti, Sergéi Kussevitzky le encargó la obra que nos ocupa y por la que Bartók cobraría mil dólares. 

Concierto para Orquesta
1.-.-Introduzione. 2.-Giuoco delle coppie. 3.-.Elegia. 
4.- Intermezzo interrotto. 5.- Finale
Munich Philharmonic Orchestra.
Sergiu Celibidache, director.

Béla Bartók, compuso esta obra espectacular, de gran lucimiento y virtuosismo para la orquesta, seguramente influido por el gran nivel de las orquestas americanas de la época. Considerado hoy uno de los baluartes del siglo XX, el Concierto para orquesta, acabó de componerse el 8 de octubre de 1943. 
A semejanza de los concerti grossi del siglo XVII, suele oponer un instrumento o un grupo de ellos al resto de la orquesta, explotando todos los recursos tímbricos. La obra, consta de cinco partes que se suceden en el orden vivo-moderado-lento-moderado-vivo y en donde, según palabras del propio Bartók: “Se produce una transición gradual de la austeridad del primer movimiento hasta la afirmación vital del último”.
Dejémonos sorprender por la energía y vitalidad que emanan de esta grandiosa obra, impresiona pensar que fue compuesta por una persona ya enferma, debilitada y que moriría tan sólo dos años más tarde. La música de este Concierto para orquesta, al igual que la imagen de su autor, Béla Bartók, crece y crece en intensidad hasta llegar a su brillantísimo final.

7 mar 2015

La España Amada de Ravel

Maurice Ravel
1907. En el yate l’ Aimée que se encuentra amarrado en Valvins, cerca de Fontainebleau, Maurice Ravel se haya inmerso en la composición de su Rapsodia Española. Tiene treinta y tres años de edad y el recuerdo de España, imborrable, en su mente. De él se llegó a decir que su cuerpo era español aunque su vestido, francés.
Ravel heredó de su madre, de origen vasco-francés, un profundo amor por la música española. Esos primeros cantos que le oyó tararear en su infancia y cuyo recuerdo le perseguirá toda su vida, tuvo su reflejo en obras como "La hora española", ópera cómica que se desarrolla en la Sevilla del siglo XVIII, o "La Alborada del Gracioso", compuesta en 1918.
La Rapsodia Española es su primera obra sinfónica en varios movimientos. Es poseedora de todo el encanto y el sabor de la música típica española, poniéndose de manifiesto su madurez alcanzada en el arte de la orquestación. Existen en esta obra claras influencias de Rimski-Korsakov, por ejemplo en el uso de timbres brillantes; y también de Debussy, en el empleo de escalas octatónicas. La obra se genera en torno a la orquestación de la “Habanera”, esta pieza, incluida en «Sites auriculaires» para dos pianos, data de 1895 y fue estrenada por Ricardo Viñes. Ravel dejó por escrito que para él esta fue una pieza fundamental. Cuando Debussy la escuchó, acto seguido compuso su famosa «La soirée dans Grenade» (Anochecer en Granada), y después varias otras piezas de inspiración española. 
La Rapsodia, estructurada en cuatro movimientos, desde el misterioso Preludio a la noche sobre un insistente motivo de cuatro notas, siguiendo con la inquietante Malagueña y sus juegos de cuerdas y metales; con la dulce y nostálgica Habanera y hasta el estallido rítmico de la Feria, desbordante de popular alegría, se puede apreciar el deslumbrante dinamismo y los contrastes de la orquesta de Ravel. Dedicada a su profesor de piano, Charles de Beriot, se estrenó en los Conciertos Colonne de París, el 19 de marzo de 1908, siendo dirigida por Edouard Colonne. 

Rapsodia Española
1.- Prélude à la nuit. 2.- Malagueña.
3.- Habanera (from sites auriculares). 4.- Feria.
Orchestre Symphonique de Montréal.
Charles Dutoit, director.

Falla, en un hermoso ensayo dedicado a Maurice Ravel, refiriéndose a la Rapsodia Española, escribiría: "Me sorprendió por su carácter español, el cual, coincidiendo con mis propias intenciones, y en contra de lo hecho por Rimsky en su Capricho, no estaba logrado por el simple acomodo de documentos folclóricos, sino más bien (exceptuando la jota de Feria) por un libre empleo de substancias rítmicas, modal melódicas y ornamentales de nuestra lírica popular, substancias que no alteran el modo peculiar del autor, a pesar de su aplicación a un lenguaje melódico tan distinto del empleado en la Sonatina". 
Dejémonos llevar y conmover por esta asombrosa riqueza de timbres y admiremos, a quien ha sido capaz de alzar invisibles torres, desde las que ha iluminado, con la radiante luz del sol de su España amada, todos los rincones del mundo.

1 mar 2015

Los Preludios Monacales

Frédéric Chopin
Quince de diciembre de 1838. A la Real Cartuja de Valldemossa, bello monasterio ubicado en la isla de Mallorca que los monjes cartujanos han abandonado, muy a su pesar, hace tres años, llegan, huyendo del clima adverso de la capital parisina, Frédéric Chopin, George Sand y los hijos de esta, Maurice y Solange. Alquilan varias dependencias del monasterio, acomodándose en la celda número cuatro. A pesar de buscar con este traslado y contando con la suavidad del clima, una mejoría del reuma que aqueja a Maurice y tratar de aliviar la maltrecha salud de Chopin, sin embargo, este invierno está siendo especialmente de una gran crudeza en toda la isla. Chopin que se encuentra muy frágil y cada vez más enfermo, hace poco que se le ha diagnosticado la tuberculosis, prácticamente no sale de los muros cartujanos. Trabaja en unas lamentables condiciones y, sin embargo, este se convertirá en uno de los períodos más fecundos de su carrera como compositor. Aquí será donde termine los Preludios Op. 28 y culminará, también, los Nocturnos Op. 37, la Balada nº 2 Op. 38, el Scherzo nº 3 Op. 39 y las dos Polonesas Op. 40.
Los Preludios op. 28, que fueron publicados en 1839, son una de las colecciones más singulares de Chopin, siendo en ellos fácil de apreciar una clara alusión a los preludios del Clave bien temperado de Bach, obra que conocía nuestro músico polaco muy bien. Pero, al mismo tiempo, también puede vislumbrarse en ellos, una propuesta radicalmente nueva, en la que el preludio pierde su asociación con cualquier género, como la fuga, para adquirir una independencia como breve pieza, con su propia sustancia y significado. El planteamiento tonal de la colección chopiniana es diferente del de su predecesor alemán. Bach, ordena sus preludios y fugas por orden cromático ascendente desde Do hasta Si, alternando además cada tónica en modo mayor y menor. Chopin sigue el círculo de quintas desde Do mayor, pasando después a su relativo La menor; a continuación añade un sostenido y se sitúa en Sol mayor y en su relativo Mi menor, y así sucesivamente hasta recorrer el círculo completo en el sentido de las agujas del reloj, estando por tanto los dos últimos preludios en Fa mayor y Re menor. Se trata de la primera colección de preludios que se presenta como un ciclo de piezas con contenido autónomo, donde cada una de ellas puede subsistir aislada, contribuyendo, junto con Schumann, Mendelssohn, Liszt o Brahms, a la consolidación de un género fundamental en los siglos XIX y XX, el de la pieza corta. 

Preludios Op. 28
Vladimir Ashkenazy, piano

En la isla de Mallorca, nacieron preludios como el nº 2 y el nº 4 por los autógrafos datados allí, además de otros como el nº 10 y el nº 21. El planteamiento tonal y afectivo de los preludios produce fuertes contrastes entre los preludios impares y los pares a lo largo de todo el ciclo, y es difícil encontrar una “pareja” de preludios en mayor y menor en el que esto no sea evidente.
Cientos de miles de personas peregrinan cada año a las celdas de la cartuja donde Georg Sand y Chopin vivieron su particular historia de amor durante cincuenta y seis días. Ahora, nosotros, dejándonos llevar por la imaginación, trasladémonos a esa celda número cuatro. Cerremos los ojos y escuchemos el goteo incesante de la lluvia en sus tejados. ¿No lo oís?, Chopin está tocando su Preludio número 15 en Re bemol mayor...

Vladímir Áshkenazi
Vladímir Áshkenazi (Gorki, 06 de julio de 1937).