7 may 2015

La Sinfonía Disfrazada

Johannes Brahms
Düsseldorf, 1853. Johannes Brahms, con apenas 20 años de edad, está a punto de cerrar el ciclo de sonatas que en número de tres ha compuesto entre los años de 1852 y 1853. Las tres sonatas y en especial la que vamos a escuchar, la número tres, son obras monumentales en las que planea, sobre todo en esta última, la sombra de Ludwig van Beethoven. Curiosamente, el maestro hamburgués, no volvería a escribir ninguna otra sonata para piano en el resto de su vida.
La Sonata número tres, con número 5 de Opus y tonalidad en Fa menor, está dedicada a la condesa Ida von Hohenthal como agradecimiento por conseguir el puesto de profesor de música de los hijos de esta para el hermano de Johannes, Fritz Brahms y es la más extensa de las tres, ya que dispone de un tiempo más, cinco en total. Perfectamente simétrica, al estar relacionados los dos tiempos lentos por el material temático, podríamos decir que estamos ante la más brahmsiana de sus sonatas para piano, donde la voz personal del compositor, se manifiesta por primera vez con más soltura.
El Allegro maestoso inicial comienza enérgico, admirablemente construido y desarrollado, da una gran sensación de unidad, de intensa concentración. Sólo en sus obras de madurez volveremos a encontrar algo parecido.
El primer tiempo lento, un Andante, está encabezado con unos versos del poeta Sternau: La tarde declina, brilla el claro de luna, hay allí dos corazones unidos por el amor que se enlazan bienaventurados: se trata de un conmovedor nocturno que impresionó, entre otros, a Richard Wagner.


Sonata para piano en Fa menor, Op. 5, nº 3.
Wihelm Kempff, piano.

Le sigue un Scherzo de clara inspiración schumaniana, con un trío en lentos y anhelantes acordes.
El cuarto movimiento, lento de nuevo, titulado Intermezzo y subtitulado Rückblick, esto es, mirada hacia atrás, una especie de espectral marcha fúnebre por el amor perdido.
El Finale, con su tema principal tan ligado al del Scherzo, contiene en su tema secundario, como ha señalado con agudeza Constantín Floros, uno de esos guiños culturales que pasan absolutamente desapercibidos al no iniciado. Sus tres notas iniciales (Fa-La-Mi) se corresponden en la notación alfabética (F-A-E) con la divisa que Joseph Joachim, el gran violinista amigo de Brahms, hacía campear en sus cartas: Frei, abei íinsam, es decir, libre, pero solo. Escrito a la manera de un Rondó, el dramatismo de toda la Sonata en Fa menor es conducido beethovenianamente a un final victorioso, naturalmente en modo mayor.
Hasta aquí la última obra que Brahms presentaría a Robert Schumann para su comentario y de la que éste llegó a decir que se trataba, igual que las otras dos, de una "Sinfonía disfrazada".


Wilhelm Kempff
Wilhelm Kempff (Jüterbog, Alemania, 25 de noviembre de 1895 - Positano, Italia, 23 de mayo de 1991)







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