20 oct 2015

El Observador

Charles Ives
Nos trasladamos al año de 1916. Charles Ives acaba de terminar su cuarta y última Sonata para violín. Para su composición, ha utilizado material que ha ido anotando y recopilando a lo largo de muchos años.
Su primer movimiento, “Allegro”, breve y de una exquisita ligereza, se aleja de cualquier desarrollo que sugiera que nos encontramos en el género de la sonata, más bien, diríamos que se trata de la exposición de un allegro de sonata, de una preciosa cancioncilla. Como ocurre en el Ives más característico, en algún momento se utilizan motivos distintos superpuestos, con los consiguientes choques métricos y armónicos.
El segundo movimiento, “Largo” es el que centra la composición y su duración duplica, prácticamente, a la suma de los otros dos. Es el movimiento que, en sustancia, justifica el título que le concede su compositor: “Children’s Day at the Camp Meeting”, que hace alusión a los himnos que eran cantados por los niños en las celebraciones festivas que tenían lugar en los espacios abiertos, aquellos sitios en los que Ives tanto disfrutaba, observando al gentío. Contrastando con los dos allegros que la circundan, la página es de corte fundamentalmente intimista y su escritura violinística, bellamente cantabile. El movimiento concluye con un recogimiento, prácticamente religioso; de hecho, el propio Ives lo describe en sus memorias como “un lejano amén”.


Sonata n° 4_Children's Day at the Camp Meeting
Serguei Teslia, violin.
Elisaveta Blumina, piano.

Especial predilección tenía Ives por el por el brevísimo “Allegro” que viene a cerrar la Sonata. En él, se recupera el clima desenfadado del primer movimiento, siendo su planteamiento una mera exposición sin desarrollo alguno del material y con presencia de alguna disonancia, cuyo material temático deriva abiertamente de la canción o himno titulado Shall We Gather at the River, compuesto por Robert Lowry, a mediados del siglo XIX, muy popularizado en Estados Unidos, y también con los títulos de At the River o Beautiful River. John Ford lo utilizó en las bandas sonoras de algunas de sus películas y Aaron Copland lo incluiría en su segundo álbum de Old American Songs.

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