23 dic 2017

Los Quejumbrosos

El 26 de abril de 1835 Chopin ofrece un concierto, en el Conservatorio de París, donde interpreta el Andante Spianato y la Polonesa para piano y orquesta en mi bemol mayor Op. 22. En este, que sería su último concierto público, obtiene un gran éxito.
Ese invierno, escribe el primer borrador de su testamento. Se encuentra muy mal y está tan afligido que incluso piensa en el suicidio.
La primavera de 1836 vuelve a manifestarse su enfermedad, aunque esto no le impide solicitar la mano de Maria Wodzinska, una adolescente de la que se ha enamorado. Este romance que se mantendría en secreto, pronto acaba al declinar los padres de la joven tal compromiso ya que son sabedores de la enfermedad que aqueja a Chopin.
Un viaje posterior a Leipzig para encontrarse con Schumann y tocarle un esbozo de su Balada n.º 2 y varios de sus nocturnos y mazurcas y vuelta de nuevo a París.

Nocturnos Op. 27
Vladímir Áshkenazi, piano.

En esta situación, además de completar su Balada Op. 23, publica sus dos Nocturnos Op. 27. Están dedicados a la esposa del embajador de Austria en París, la condesa Apponyi, en cuyo salón era frecuente la presencia de Chopin. El editor inglés les dió el sobretítulo de los quejumbrosos.
El primero de ellos, escrito en la tonalidad de do sostenido menor, de forma ternaria, posée una gran fuerza interior, expresando múltiples y exaltados estados de ánimo. 
El segundo, muy ornamentado, está compuesto en la tonalidad de re bemol mayor y presenta una estructura binaria.

Nocturnos Op. 27
Arthur Rubinstein, piano.