23 mar 2018

Doloridas Bellezas

"Todas las colinas son boscosas, lo que da a nuestros puntos de vista lejanos un bello color azul que se torna violeta y casi negro en los días de tormenta". 
Así se expresa George Sand al referirse a los alrededores de su residencia de verano y que bautizó con el nombre del "Valle Negro”. 
Hace mucha calor en Nohant. Las tormentas se suceden en este largo y último verano de 1846. Fecha en la que, además de marcar la última estancia de Chopin en Nohant, compone los Nocturnos Op. 62 y concluye la Sonata para violonchelo, a la vez que da los últimos toques a las Mazurcas de su Opus 63.


Nocturnos Op. 62
Vladímir Áshkenazi, piano.

Desde finales de 1845 y durante este año de 1846, la situación afectiva del compositor comienza a tensarse. Los hijos de Sand ya no son niños, son jóvenes que viven situaciones complicadas tanto de índole afectiva, preferencias de Sand hacia Maurice y los consiguientes celos de Solange, como de índole sentimental, cada uno en su búsqueda de pareja. Chopin en medio de este hervidero de pasiones vive la incómoda situación de no ser el padre ni de haber formado una pareja legal con Sand.
Los Nocturnos Op. 62, publicados por Brandus en París, están dedicados a una de sus alumnas, la Srta. Kónneritz. Lentos, melancólicos y anhelantes, contemporáneos a los difíciles momentos que preceden a la ruptura con George Sand, el primero de la serie, escrito en la tonalidad de si mayor, es un laberinto de detalles de escritura, de rasgueos pianísticos y sobre todo de trinos en la tercera parte, que hacen sumamente difícil su ejecución.


Nocturnos Op. 62
Arthur Rubinstein, piano.

El segundo, en mi mayor, comienza con más énfasis que sentimiento; convirtiéndose en su episodio central, en una oleada de pasión que lo barre todo. 
Chopin intenta una vuelta a los valores contrapuntísticos en la primera parte del primer nocturno, lo que también sucede en la parte final del segundo. Quizá sean poco efectistas, pero esconden en su interior auténticas y doloridas bellezas.

6 mar 2018

Los Nocturnos de Nohant

Verano de 1843. Chopin y Georg Sand se encuentran descansando en Nohant. La mansión había pertenecido a la abuela de George, madame Dupin de Francueil, hija natural del mariscal Mauricio de Sajonia, insigne militar del reinado de Luis XV. Es una típica casa de campo francesa del siglo XVIII, sólida, sencilla y elegante, con su jardín, su huerto, su granja, su monte de frutales, de todos los cuales se ocupaba y sacaba partido la hacendosa dueña de casa, a quien sus vecinos más modestos apodaban "la buena dama de Nohant", por su afán caritativo y el vigor con que los defendía en sus pleitos. Es aquí donde Frédéric concluye los Nocturnos Op. 55 junto a las Mazurcas Op. 56 y comienza la composición de la Sonata en si menor, Op. 58.
Publicados en 1844, con dedicatoria a su alumna y amiga Jane Stirling, El primero de los nocturnos, escrito en fa menor, comienza con una melodía de encanto popular, que se encrespa en una gran cadencia de extremado virtuosismo. 

Nocturnos Op. 55
Vladímir ÁshKenazi, piano.

El segundo de la serie, en mi bemol mayor, explora una sola idea musical, progresivamente enriquecida. Difiere de los demás nocturnos en que carece de sección central, destacando la sutil polirritmia del episodio final, que exige gran independencia en ambas manos.

Nocturnos Op. 55
Arthur Rubinstein, piano.